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Nuestra estancia en el sur de Italia supuso un torrente de nuevas experiencias y una renovación en nuestra manera de trabajar; una vivencia enormemente útil.

 

Muy interesante resulta allí la organización de materias en la etapa equivalente a nuestra Secundaria y Bachillerato, impulsada por la gran dotación de materiales y una enorme implicación de toda la comunidad educativa; y esto último, quizá sería lo más admirable, al generar un macro-proyecto que se plasma en un musical exhibido ante padres y amigos a final de curso. 

 

Me gustaría destacar la distribución de asignaturas en las diferentes modalidades de estudio que conocimos a fondo: taller de fundición, de madera, de textil, de pintura y dibujo -todo esto en el centro de Artes Gráficas ubicado en Parabita-; y por otro lado, las asignaturas propias de la disciplina musical: coro, armonía, clase instrumental individual, danza... impartidas en el centro de Casarano.

 

Esta disposición organizativa estimula sobradamente a los alumnos hacia sus estudios y su futuro, quienes terminan su etapa de Bachillerato con un alto nivel de preparación. Nos referimos a una realidad envidada por nuestros jóvenes músicos españoles que deben cursar el Conservatorio paralelamente a los estudios de Secundaria y Bachillerato con un esfuerzo añadido que provoca, lamentablemente, el abandono de muchos. 

 

Nuestra intención sería gestionar un intercambio entre nuestros alumnos de Conservatorio y sus equivalentes italianos para el próximo año; esperemos que así sea.